sábado, 3 de octubre de 2009

A gusto del Encomendero…

 

“Don Diego de Sandoval, ha quedado asignado como encomendero de indios; sabrá su gran señoría percibir los beneficios de los impuestos y con ellos proporcionar auxilio espiritual a sus protegidos. Firma: El Rey…”

Habría de imaginarse semejante acta, con la signatura del mismísimo Rey; y toda pompa y ceremonia ¿para qué? La respuesta es en extremo clara, un formalismo que de daría inicio a la riqueza de su Majestad y la de sus “mejores” siervos.

Este es el inicio de la oligarquía en los países hispanoamericanos, pues la encomienda en las Indias representó para los encomenderos un auge económico considerable; de estos nacen las primeras grandes fortunas, de tales ejemplares señores descienden grandes personajes coloniales y republicanos. En el caso de la República del Ecuador los casos no son pocos, uno de los más famosos es el del antes mencionado, Diego de Sandoval.

diego de sandoval

Para ejemplificar los frutos de ser encomendero, citaré a continuación una lista de los tributos que percibía Diego de Sandoval de su encomienda, la comunidad de Mulalo:

Al Año

  • 900 pesos de plata
  • 40 vestidos, 20 de hombre y 20 de mujer
  • 50 ovillos de hilo para vela
  • 6 mantas para montar caballo
  • 10 arrobas de cabuya para hilar
  • 54 puercos
  • 450 gallinas
  • 40 perdices
  • 7650 huevos (150 por semana)
  • 12 venados salados
  • 312 conejos
  • 400 fanegas de maíz
  • 20 arrobas de sal
  • 50 pares de ashotas o calzado de suela dura
  • 2000 tejas
  • 15 indios para huasicamía de tierras
  • 6 indios para huasicamía de ganado

Con semejantes bienes recibidos, no es raro pensar que los encomenderos se convirtieron en los primeros grandes tenderos de las villas españolas en América. Sus encomiendas, por el valor económico que representaban, les permitieron garantizar un vida holgada para sí y sus herederos. Aunque todavía queda una duda interesante, ¿qué hacían con tantos huevos?…